Es muy importante en esta
época de verano proteger los ojos. Los principales factores que pueden dañarlos
son: La exposición al sol y el cloro de las piscinas, así como la sequedad del
ambiente y una deficiente protección a la hora de practicar determinados
deportes.
Lentes de Sol
La excesiva exposición a
las radiaciones solares está muy vinculada a intensificar determinadas
afecciones como pterigion y, a largo plazo, cataratas o algunas lesiones de
retina, enfermedades éstas últimas relacionadas con el envejecimiento.
Este factor se ve
intensificado por el deterioro continuo de la capa de ozono, cuya función
principal es la protección frente a las radiaciones ultravioletas lesivas para
el ojo. De ahí la importancia del uso de gafas de sol, cuya finalidad, más allá
del elemento estético, consiste en proteger de las radiaciones del sol,
disminuir la probabilidad de deslumbramiento, y amortiguar la luminosidad
solar. Todo ello sin afectar a la apreciación de los colores y al contraste de
las imágenes.
Cabe resaltar que usar
gafas de sol que tienen los cristales de color, pero que no protegen de las
radiaciones ultravioletas, es más perjudicial que no usarlas. Ya que, al disminuir
la luminosidad, la pupila se dilata quedando, por tanto, desprotegida ante las
radiaciones ultravioletas y sus consiguientes efectos negativos para la visión.
Protección ocular en el deporte
Durante el verano aumenta
la práctica de deportes, unos de estos pueden llegar a perjudicar a la persona
si no se tiene el debido cuidado. Algunos de los deportes son los que utilizan
pequeñas pelotas como el tenis, el racquetball o el squash en los que existe la
probabilidad de recibir un impacto de la bola en el ojo.
El impacto puede llegar a
provocar el estallido del glóbulo ocular, lesión mucho más grave que la de
sufrir un corte en la superficie del mismo.
Por otro lado, en el
ciclismo, la protección de las gafas puede evitar que los cuerpos extraños
impacten y se alojen en el ojo. Asimismo, es recomendable el uso de gafas a la
hora de practicar natación para evitar la irritación ocular debida a la
cloración del agua.
Infecciones habituales en verano
Se trata de un período
propicio para la transmisión de enfermedades oculares, ya sean bacterianas o
víricas.
Entre las infecciones
oculares más comunes, suelen encontrarse la conjuntivitis y la
queratoconjuntivitis. Asimismo, son frecuentes los casos de irritaciones
conjuntivales debido a una excesiva cloración del agua, por lo que es importante
el uso de lentes o goggles de natación en las albercas, que incluso pueden
estar graduados. Si aparecen síntomas como irritación o comezón, no se deben
frotar los ojos ya que causará un aumento de la inflamación y de las molestias,
lo mejor es acudir al oftalmólogo.
Nunca se deben utilizar
lentes de contacto cuando se esté en el agua, sea del mar o de la piscina, ya
que se pueden contaminar y causar infecciones muy graves en el ojo.
Sequedad del ambiente
Se produce, sobre todo,
por el calor, en zonas alejadas del mar o por exposición prolongada al aire
acondicionado. La sequedad provoca una mayor evaporación de la lágrima, dando
lugar a la sensación de ojo seco o de cuerpo extraño, comezón, pesadez, ganas
de tener los ojos cerrados. Es conveniente el uso de lentes de sol ya que
impide que la lágrima se evapore. No obstante, si se sufre de estos síntomas
durante un tiempo prolongado, se deberá acudir a un especialista para que
prescriba el tratamiento más adecuado.
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